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Cuando vamos a ser madres, una de las grandes preguntas que nos hacemos es si seremos de lactancia materna o artificial. Se trata de una decisión exclusiva de cada familia y perfectamente respetable, tanto si elige una como si prefiere la otra. Pero si optas por la lactancia materna exclusiva, hay una serie de factores que varían enormemente y que tendrás que tener en cuenta, sobre todo cuando hay más de un bebé.

Tanto si has descubierto que vas a ser mamá de gemelos o mellizos como si estás embarazada de nuevo y tu primer pequeño sigue siendo lactante y no quieres destetar, la lactancia en tándem es más exigente pero no por ello imposible ni menos gratificante, todo lo contrario. Simplemente hay algunas pautas que necesitas tener en mente para que sea un éxito, y la primera de ellas es tener confianza en que podrás hacerlo.

Contar con información que te permita estar tranquila y seguir tu instinto en cada momento es clave, y marcas como Mustela son conscientes de la importancia de esto. Entre los compromisos de Mustela se encuentra el de «Yo quiero papás relajados«, una iniciativa a través de la cual busca poner a disposición de papás y mamás todo lo necesario para el cuidado de la piel de su bebé, desde pautas para reconocer su tipo de piel hasta los productos más adecuados a sus necesidades.

Así, cuenta con gamas diseñadas específicamente para atender las diferentes características que tiene cada tipo de piel, siempre partiendo de ingredientes de origen natural como el perseose de aguacate, que hidrata y contribuye al desarrollo de la barrera cutánea del bebé, o la schizandra, perfecta para aliviar rojeces y sensación de incomodidad en las pieles muy sensibles.

Cuando vienen dos de golpe

Puedes hacerlo. Ese es un mantra que te ayudará durante todo este camino. Tener confianza en ti misma, en tu cuerpo y en tu instinto es fundamental para afrontar una lactancia, sea en tándem o sea sencilla. Puede resultar abrumador. Ya lo es con un solo bebé, así que con dos es completamente lógico que haya miedos y temores a no ser capaz de lograrlo.

Hay dos puntos que te van a ayudar a ir logrando esa confianza, porque ésta vendrá en la mayoría de los casos como resultado de ver que lo estás haciendo, y lo estás haciendo bien. El primero es la práctica y el segundo es la organización.

Cuando tienes dos bebés, todo se multiplica por dos, como es obvio. Los cambios de pañal, los baños, los chupetes, la ropa, los despertares nocturnos… pero también los abrazos, los mimos, los besos, las sonrisas desdentadas… No hay que perder la perspectiva de que aunque sea doble esfuerzo, también hay doble recompensa.

Para lograr dar el pecho a tus dos bebés a la vez y cómodamente, hay diferentes posturas que puedes probar. La posición biológica suele ser la más recomendable los primeros días. Necesitarás unas buenas almohadas que te permitan, por un lado, recostarte en un ángulo de unos 30 grados y, por otro, que puedan ofrecer cierto soporte a los peques cuando los coloques sobre tu pecho. Puedes poner una a cada uno de tus costados y colocarlas como sea más cómodo para ti y para los bebés.

Otra buena postura, con un cojín de lactancia amplio, es la de balón de rugby. Contigo sentada, puedes dejar que los bebés descansen sobre el cojín de lactancia, cada uno a un lado de tu cuerpo, boca arriba, y tener así las manos libres para orientar la postura y el agarre.

Por supuesto, si quieres dar el pecho primero a uno y luego a otro, puedes probar tantas posturas como quieras, como si se tratara de una lactancia individual. Pero aquí de lo que se trata es de que estés lo más cómoda posible, sin tensiones, porque eso dificultará el agarre. Te llevará un poco de práctica, como decíamos, pero cuando encuentres la postura lo notarás enseguida.

Y para poder encontrarla y sentirte a gusto, es muy importante que te echen una mano. Pide ayuda, bien sea a una asesora de lactancia si detectas que hay algún problema —dolor en el agarre, dificultades en el bebé para engancharse al pecho, que no abra bien la boca, etc.— o si simplemente necesitas algo de asesoramiento personalizado; o bien a tu pareja, que en este caso tendrá que hacer como tú y multiplicarse por dos para hacerse responsable de su parte.

La labor de la pareja en una lactancia en tándem es aún más importante que en una normal, ya que generalmente la madre va a necesitar un poco más de ayuda a nivel logístico, por puro pragmatismo: si tú sujetas a los bebés, colocarte las almohadas o encontrar la postura perfecta es complicado sola. Seguramente cuando sean más mayores lo logres sin pararte a pensarlo, pero en las primeras semanas la implicación de las dos partes tiene que estar ahí.

Organízate bien las tomas, esa es la segunda parte del éxito. Intenta tener a mano todo lo que necesitas, tus almohadas, una botella de agua, algún snack —dar el pecho da hambre y sed, y darlo a dos bebés a la vez, con más razón—, y recuerda a qué bebé has puesto a cada pecho para poder cambiar. De esta manera evitas que se acostumbren a una única postura y les ofreces más movilidad.

Cuando el segundo llega sin que el primero se destete

El otro caso más habitual que suele darse en lactancias en tándem es cuando nuestro primer peque no se ha destetado y volvemos a quedarnos embarazadas. Aquí suelen surgir más dudas, sobre todo referentes a la seguridad de dar el pecho durante el embarazo.

Si tu embarazo es un embarazo normal, no de riesgo, ni tienes ninguna condición médica subyacente, dar el pecho durante el embarazo es seguro en la mayoría de los casos. Si tienes algún problema, lo mejor es comentarlo con tu médico y juntos decidir cuál es el mejor curso de actuación. Pero a priori, puedes continuar con tu lactancia si los dos queréis.

Habrás oído que la estimulación del pecho puede provocar contracciones durante el embarazo. No te asustes. Las contracciones durante la lactancia son habituales y no productivas, es decir, no harán que te pongas de parto. De hecho, si las notas, en el momento en que separes al peque del pecho desaparecerán.

Lo que sí podrás notar, seguramente, es cierta incomodidad durante las tomas, especialmente en el primer trimestre en el que los pezones están extremadamente sensibles. Esta sensibilidad suele mejorar a partir del segundo trimestre.

Otra preocupación que suele surgir es respecto a la cantidad de leche. Muchas mamás notan que baja la producción entre los meses tercero y cuarto, ya que el peque suele pedir de comer después de mamar en lugar de quedarse saciado. Esto puede desencadenar un proceso de destete, ya que el niño prefiere ir dejando el pecho si ve que no obtiene la cantidad deseada.

Algo que se resolverá, si aguanta el tirón, como se suele decir, con el nacimiento del bebé. La subida de la leche se produce igual, con la generación del calostro incluida, pero tendremos la ventaja de que no dependeremos tanto de que el bebé sepa drenar bien los pechos ya que tendremos a un experto lactante listo para aliviarnos con esos golpes de leche.

Al igual que pasa con los gemelos, puedes dar el pecho a la vez a los dos, mayor y pequeño, o por separado —sigue considerándose lactancia en tándem—. Aquí tendrás más variedad de posturas, en tanto que el mayor podrá adaptarse prácticamente a cualquiera en la que tú te encuentres cómoda. En este sentido, suelen ser ya expertos en mamar en casi cualquier posición (si le has dado el pecho a un peque que ronde el año sabrás exactamente a qué nos referimos), y no tendrás que preocuparte tanto de encontrar una que sea cómoda para los dos porque, en realidad, la que le encaje bien al bebé le irá de lujo al mayor.

Si te decides a no destetar durante el embarazo y tu peque también quiere seguir mamando, ve a por ello. Desmitifica todas esas habladurías sobre que afecte a la nutrición del feto, al adelantamiento del parto, al peso del bebé… En condiciones de salud normales, dar el pecho durante el embarazo es seguro y una manera estupenda de vincular a tu hijo con el bebé que estás esperando.

Imágenes | BorupFotoAntonio_DiazMarkoNOVKOVNataliaDeriabinaChristinLola