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Parece que en cuanto llegan las buenas temperaturas, la preocupación por el sol se convierte en una tónica habitual entre los padres de niños pequeños. Pero si hay algo que tenemos que tener en cuenta es que, independientemente de la temperatura, el sol es un factor del que debemos proteger la piel de nuestros hijos, más aún si son bebés, durante todo el año. No es cuestión solo del verano, aunque es en esta estación cuando mayores pueden ser los efectos de no ser precavidos ante la exposición solar.

Protegernos del sol durante todo el año

Es importante tener en cuenta que la piel de nuestros bebés tiene memoria, y todo lo que hagamos por mantenerla en el mejor y más saludable estado posible repercutirá de manera positiva durante toda su vida. Con esto en mente, lo que podemos hacer en cada momento del año varía ligeramente en función de la temperatura y de cuánta ropa lleve nuestro peque.

Dependiendo de la estación del año en la que estemos y de la climatología de la zona en la que vivas, contarás con una mayor o menor exposición al sol. Esto no tiene nada que ver con la temperatura ambiente. Piensa en esos agradables días soleados de invierno en los que no te quitarías el abrigo por nada del mundo. ¿Significa eso que el sol no incide directamente sobre tu piel? En absoluto.

Lo primero que tenemos que tener claro es que no debemos exponer directamente a nuestros bebés al sol. En general es una buena regla aplicable para todos nosotros, pequeños y adultos, ya que una de las consecuencias de una exposición directa —no hace falta que sea especialmente prolongada— es el aumento del riesgo de padecer cáncer de piel. Con esto presente, ni que decir tiene que la mejor protección es que no le dé el sol. Pero como no podemos —ni debemos— quedarnos en casa todo el día, y de hecho es tremendamente recomendable que salgamos con nuestros bebés de paseo, lo único que tenemos que hacer es ser prudentes y tener algunos puntos básicos claros, como veremos más adelante.

En el caso de nuestros pequeños, su piel es tan delicada que debemos estar alerta durante todo el año. En las épocas de más frío no solemos tener tanto problema ya que, por lo general, van bien cubiertos y solo llevan al aire, probablemente, las manos y la carita. En estos casos, intenta que el sol no le dé directamente utilizando, por ejemplo, la sombrilla de la silla, u opta por un gorro con algo de ala para que le dé sombra al rostro.

Esto mismo es aplicable a los días de otoño o primavera en los que, aunque no haga calor, sí nos encontramos con un día soleado. La protección física, es decir, la que ofrecen las prendas de ropa, es fundamental y ejerce una barrera considerable ante los rayos UVA y UVB. Pero si alguna zona de su cuerpo queda al aire, como suele ser más habitual durante estas estaciones y, sobre todo, en verano, tendremos que utilizar protección solar expresamente para evitar daños mayores.

Todo lo que necesitas saber sobre los protectores solares

En general, los menores de tres años son especialmente vulnerables a la exposición de los rayos solares. La mejor protección que podemos tener en estos casos es no exponerlos directamente al sol, evitar las horas centrales del día cuando vayamos a dar un paseo, caminar siempre por la sombra y tratar de reducir al mínimo la incidencia del sol sobre su piel.

Aunque nos dé bastante rabia porque en épocas como el verano, si la tenemos cerca es una gozada, los menores de seis meses no deberían ir a la playa, salvo que lo hagamos a última hora del día o antes de las 11 de la mañana, a dar un paseo. No nos confiemos tampoco con la arena. No sólo por la temperatura a la que pueda estar, sino también porque hace efecto espejo y aunque estemos debajo de una sombrilla con nuestro bebé, puede continuar afectando a su piel.

Si ya has tenido esto en cuenta, lo llevas con ropa fresca pero que le cubra, su gorrito y demás, pero todavía hay algunas partes a las que les puede dar el sol, lo que necesitas tener en cuenta, en primer lugar, es que no debes utilizar protectores solar con filtro químico en bebés tan pequeños. Los protectores solares de filtro químico son aquellos que, como su propio nombre indica, utilizan distintos compuestos químicos que captan los rayos del sol y los transforman en energía que no dañe nuestra piel. Son los que utilizamos generalmente los adultos, esos que hay que aplicar media hora antes de la exposición al sol.

Como decíamos, la piel de los bebés es extremadamente delicada, y utilizar elementos de tipo químico a edades tan tempranas no está recomendado en absoluto. Pero hay alternativas, no te preocupes. Si es realmente necesario darle protector solar a tu bebé de menos de seis meses —y es algo extensible en general para menores de un año—, utiliza un filtro físico u organomineral como los que componen la gama de solares de Mustela. Estos filtros están compuestos por elementos minerales y orgánicos que lo que hacen es reflejar el sol y evitar que los rayos lleguen a nuestra piel. Por ejemplo, la leche solar de Mustela ofrece un factor de protección de 50 sin nanopartículas y con un 86% de ingredientes de origen natural. No tiene perfume, alcohol y su sistema filtrante es 100% organomineral, con Tinosorb S y dióxido de titanio.

Este tipo de filtros además son más respetuosos con el medio ambiente. Éste, el del cuidado del planeta, es uno de los compromisos que Mustela tiene adquiridos como marca y que se traduce en cadenas de suministro responsables, envases ecoconcebidos fácilmente reciclables y fuentes sostenibles para la obtención de sus ingredientes de origen natural.

Si tu pequeño tiene menos de tres años, muchas de estas recomendaciones siguen estando vigentes, aunque algunas, como la de la playa, son más flexibles. Puedes ir con ellos siempre y cuando evites las horas más calurosas del día —generalmente entre las 11 y las 18 horas—, preferiblemente con prendas que lo aíslen del sol directamente, gorrito incluido, y aplicando un filtro físico en aquellas zonas de su piel que queden descubiertas.

No está recomendado aplicar filtros químicos hasta que hayan cumplido al menos los tres años. E incluso a partir de esa edad, la zona de la carita sigue siendo especialmente delicada —los adultos también solemos utilizar un protector solar específico para ella—, por eso es importante que le proporcionemos una protección adaptada. El formato pocket de la leche solar muy alta protección de Mustela especialmente formulado para la cara es muy fácil de llevar encima para poder aplicárselo en cualquier momento. A su SPF50+ y su sistema filtrante organomineral se le añade la acción del perséose de aguacate, un activo de origen natural que protege el capital celular de la piel de nuestros pequeños y refuerza su protección frente a posibles daños.

Tener claros estos puntos es importante de cara a poder ofrecer a nuestro bebé la mejor protección frente a los rayos del sol y conservar su piel en el mejor estado posible. Ser responsables con las horas de paseo o playa, utilizar prendas adaptadas a la situación y elegir un buen protector solar que no sólo proteja su piel, sino que también preserve sus cualidades en las mejores condiciones posibles son pautas fundamentales durante todo el año, no sólo en verano. Allí donde hay sol, es necesario ofrecer una protección.

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